Y nos decíamos la verdad,
solo en una ocasión, solo en un momento, cuando estábamos debajo de la sabana,
justo ahí cubiertos de oscuridad y calor, nos decíamos cuanto nos amábamos.
Desabrocharte el pantalon, con la inutilidad que me caracteriza, que vos me
halagues al oído, que hoy sienta tu falta, yo que jamás quise quererte, por el
miedo estúpido de llegar a necesitarte de día, de noche, de mañana, a media
tarde, adorarte con pedazos de mí vida, fragmentar mis momentos más lindos
pensando en que vos tendrías que estar a mi lado compartiéndolos conmigo.
El egoísmo despreciable de haberme enamorado y quererte solamente para mí.
Te aturdí de palabras llenas de amor, te
ahogue con mi oxigeno de sal. Todo el tiempo roto.
Deseaba con toda mi alma, que vos me rompas el corazón, me enojaba día a día
porque no podía llegar a entender como una persona puede morir sin vivir un
amor intenso. Y ahora comprendo ¿Para qué arriesgar?
NOS PERDEMOS
No hay comentarios:
Publicar un comentario